viernes, 1 de abril de 2011

Ciudades

Las ciudades no nos son ajenas. Marcan nuestros ritmos y favorecen los encuentros. Si te sumerges entre sus calles, te dejas acariciar por sus voces y pierdes los pasos entre sus rincones, es cuando te percibes con claridad los latidos de su corazón. Hay ciudades amables, tímidas, orgullosas, secretas, protectoras... A mi me gustan las que dejan traslucir su extremo más humano, donde hay una simbiosis patente entre sus ásperos muros y sus significadas gentes.

1 comentario:

Anónimo dijo...

¿sus "significadas gentes"? nunca le ha dicho a usted nadie que es pelín cursi..., bueno, se agradecen sus post!! Buenos días Sr. Adolga y feliz primavera