Desde el principio de los tiempos, el hombre ha estado buscando y defendiendo su libertad. Hoy todavía es un término que no figura en muchos lenguajes del mundo. Todavía se derrama sangre al pronunciarlo. La locura y la incongruencia del hombre nos hace portadores de grandes utopías y sucumbir en el ciénago más oscuro y tenebroso. Lo que está pasando en los países árabes recuerda a las grandes gestas de la humanidad cuando dieron un gran paso para su progreso. Lo último que podemos ser es indiferentes.
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